lunes, 16 de noviembre de 2009

Estoy absolutamente enredado y vagamente bien. Ando todo apretado y sin poder resolver que ven en verdad tus ojos.

Quizás prefiero este tiempo inconcluso, estas sabanas tendidas, este calzoncillo gastado, desteñido; quizás me ensucie el cuerpo con tu resplandor en mi baño; o por suerte o desdicha (o por despecho) quizás encuentre manos que sostengan y que sin dudar hagan estragos.

Quizás inaugure mi alma el día que pases por mi sin avisarme. Quizás siga envuelto en esta carne mucho tiempo mas.

Pero estoy limando la puerta de tu pecho viejo. Estoy entrando. Aun endurecido y acabado desde hace rato sigo en rumbo hacia vos.

Sin esfuerzo, me he ido metiendo en el cajón cantando un tango hasta dormirme y he despertado a cada rato pensando en la ultima canción.

Quizás maldiga tu nombre y comience a llover; y esa lluvia será para lavar la viruta que te cubre, y me detendrá.

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